lunes, 8 de septiembre de 2008

Una Oración Eficaz

Muchos en ocasiones nos hemos enfrentado con situaciones difíciles o de necesidades inminentes donde hemos recurrido a la oración, clamando a Dios para esperar su pronta respuesta, sin embargo nos habremos encontrado con la desanimante consecuencia de no haber recibido respuesta a nuestras oraciones. Creo que no existe nada más frustrante que una oración no contestada. La palabra de Dios establece muchos y específicos parámetros para poder levantar una oración eficaz que logre resultados. En esta ocasión quiero compartir dos elementos fundamentales para la efectividad de nuestra oración.
Santiago 5:16b “La oración eficaz del justo puede mucho.”
Este segmento de la biblia nos deja muy en claro dos aspectos vitales para una oración eficaz, encontramos dos palabras que necesitamos comprender sus significados para tener una mejor visualización de lo que es una oración activa que provoca consecuencias.
La primera palabra es: EFICAZ, esta viene de una raíz griega que es energéo (G1756 Diccionario Strong) que significa: ser activo, eficiente, obrar, operar. Esto nos dice que en nuestra oración nuestra actitud debe ser la de una fe activa, una fe que obra conforme a lo que oramos. Si al orar, nuestras palabras están llenas de dudas, de ninguna manera recibiremos contestación a nuestras suplicas. Recordemos que la misma palabra de Dios nos dice en Santiago 1:6-7 que cuando pidamos algo debemos hacerlo con fe sin dudar, porque quien pide dudando en su corazón no piense que recibirá algo de parte del Señor y esto porque su confianza no está plenamente puesta en Dios. Mi pastor dice respecto de la fe: “La fe no es tirarse de un trampolín hacia una piscina llena de agua. Fe es lanzarse del trampolín hacia una piscina vacía, confiando que mientras aun estas en el aire, esta será llena de agua.”
La segunda palabra es: JUSTO, al considerar su contexto original en el griego díkaios (G1349 Diccionario Strong) que significa: equitativo (en carácter o acto); inocente, santo, justo. Nos damos cuenta que otro de los fundamentos de una oración eficaz es la santidad, sin la cual es imposible ver a Dios (Hebreos 12:14). No hay otra forma de agradar el corazón de Dios que viviendo una vida de santidad, apartados del mundo y consagrados a Él. Para que nuestra oración sea contestada es necesario que nuestras palabras y nuestro carácter sean equitativos con la voluntad de Dios. Creo que sin una verdadera santidad difícilmente Dios contestará nuestras oraciones. Si deseamos ver la gloria de Dios manifestada a causa de nuestra oración, debemos considerar muy seriamente el factor: Santidad.
La próxima vez que levantemos una oración debemos recordar estos dos elementos y examinarnos en nuestro estilo de vida si queremos realmente esperar una respuesta de parte de Dios a nuestras suplicas.
Por: Wilmer Perdomo