martes, 22 de julio de 2008

Vivir para Dar

Hace poco me tocó vivir y aprender una lección importante en mi vida relacionado con el tema de dar. Se ha dicho que la expresión máxima del amor es dar y el ejemplo póstumo de este amor es Cristo, quien se dió totalmente por cada uno de nosotros.
Domingo por la noche recibí una llamada telefónica desde Washington, raro, porque no tengo a nadie conocido en ese estado. El motivo de esa llamada era para darme la noticia que un amigo en particular entre la persona que me llamó y yo se encontraba pasando por una situación difícil, situación que lo había llevado hasta la cárcel, desconozco los detalles, sin embargo aún antes de saber porque se comunicaban conmigo me percaté que la llamada telefónica tenía el objetivo de pedirme ayuda de forma económica. Como todos, en ocasiones no nos es tan fácil despojarnos de algo de dinero, máximo si nos encontramos con ciertos compromisos económicos que ya ocupan prioridad en nuestras ingresos, sin embargo tenía el deseo de poder ayudar, pero una vez más los compromisos adquiridos, por un momento me sirvieron como excusa para negarme a ayudar. Luchando con este dilema en la mente y en el corazón me dispuse a preguntarle a Dios: -¿Señor que hago?- a lo que de manera inequívoca respondió: -Haz cómo quisieras que te trataran a ti en un momento así- haciendo un gesto de resignación con mi cara me dije a mi mismo: -¡Para qué le pregunté!- asique motivado por Dios me dispuse a hacer el giro del dinero para ayudar a esta persona. Aunque estaba obedeciendo, había en mí una actitud que no era buena, tenia sentimientos encontrados, me sentía algo molesto porque repito una vez más, tenia compromisos económicos que me demandan diligencia en la forma de utilizar mi dinero. Aun después de haber realizado el depósito del dinero, se mantenía en mí la incomodidad, había obedecido pero no con la actitud adecuada. Al entrar en mi auto, la misma voz que me había dicho qué hacer y cómo ayudar me dijo suavemente pero con firmeza: -Dios bendice al dador alegre- en ese mismo instante me sentí tan confrontado y un arrepentimiento total me llevó a orar y pedir perdón a por mi actitud. Jamás viviremos en bendición solo por el hecho de dar si no lo hacemos con alegría, la palabra de Dios es clara, El bendice a aquel que da con alegría y no asi a aquellos que dan con tristeza en su corazón.
Vivimos para dar, no damos para vivir. No damos porque tenemos, Tenemos porque Damos.
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” - 2 Corintios 9:7
Por: Wilmer Perdomo

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola pues me gusto mucho la reflexión del día de hoy, tienes razón, si no damos con alegria la bendición no llega a nuestras vidas
ya que muchas de las veces damos porque nos sentimos comprometidos a dar y no creemos que Dios es el que suple todas nuestras necesidades.

Saludos DTB. =)

Solthany Salazar Azdar